Dronfies aims to turn the drone into a «powerful tool.»
En su infancia, Sebastián Macías (31 años, ingeniero en computación egresado de la Udelar) recortaba fotos de aviones de las revistas de su padre. En 2017, decidió fundar Dronfies, una empresa dedicada al desarrollo de software y tecnología para drones, que hoy en día cuenta con seis socios.
Comenzaron en el área del entretenimiento (fotos de eventos con drones) y luego dieron un giro hacia soluciones para sectores productivos, como el agro. Desde 2020 están con un sistema de gestión de tráfico de drones que desarrollaron con el Fondo de Innovación de UNICEF y que pronto funcionará en la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia), según anuncia Macías.
La industria aeronáutica cada vez descubre más funcionalidades en los drones, aunque con frecuencia es difícil la implementación. ¿Cómo nació y evoluciona Dronfies?
Para mi tesis de grado en 2015, exploré las tecnologías emergentes, como la realidad virtual, blockchain y drones, y vi que mi pasión y la oportunidad estaba en los drones. También tengo la motivación de ser emprendedor, es algo interno. Entonces, nos juntamos cuatro compañeros que nos conocíamos del trabajo o la facultad y desarrollamos Dronfies, que es una solución de fotografía con drones que le dio nombre a la empresa que fundamos en 2017. Lo hicimos con apoyo de la incubadora Ingenio y luego de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Pero a finales de 2018 vimos que no era muy rentable y nos tuvimos que reinventar. De los socios originales, quedé solo yo, hice una ronda de inversión y a partir de ahí nos perfilamos a lo que somos hoy: aplicamos la tecnología dron a distintas áreas de negocio, como la forestal, el agro, telecomunicaciones, seguridad y energía. Actualmente, hay otros cinco socios capitalistas, entre ellos Pyxis, que es un ecosistema muy importante de negocios tecnológicos de Sudamérica. Estamos instalados en sus oficinas y hacemos proyectos conjuntos. Desde el año pasado, estamos ampliando la oferta de nuestros servicios al sector de aviación.
A fines de 2019, el Fondo de Innovación de Unicef seleccionó a Dronfies para generar una solución que permita el uso de drones en situaciones de emergencia, ¿en qué etapa se encuentra ese proyecto?
Sí, Unicef nos contactó para que participáramos en una licitación internacional para un proyecto de desarrollo de un sistema de tráfico aéreo de baja altura en los corredores de drones en Sierra Leona y Kazajistán, con fines humanitarios, como el delivery de vacunas y de sangre. El proyecto incluye la evaluación de desastres y mapeo de inundaciones con drones. Pero ese proyecto se postergó por la pandemia. Estaba previsto que viajáramos a Sierra Leona para la prueba del sistema en 2020, pero el mundo quedó parado, los vuelos, todo.
¿No se llegó a repartir test o vacunas contra el COVID-19 con drones bajo ese proyecto?
Se podrían haber repartido, pero no se llegó a tiempo con el desarrollo. Lo que sucedió también en la pandemia es que las organizaciones pusieron sus recursos en tecnologías que ya se conocen y no tanto en las emergentes.
¿Se retomará el proyecto este año?
Sí, pero no lo dejamos en paréntesis en 2020. No pudimos viajar, pero reenfocamos el esfuerzo de Unicef en desarrollar la solución en Uruguay, en función de las necesidades del espacio aéreo de operadores locales, como la policía y otros cuerpos de emergencia, y operadores comerciales. En síntesis, movimos el foco de las áreas de trabajo de Unicef en el exterior al ámbito local. Lo hicimos bajo el sistema open source, es decir, como un bien público digital gratuito.
¿Ese reenfoque en Uruguay mantiene el financiamiento de Unicef?
Sí, porque entienden que no tiene sentido que probemos un sistema emergente en oficinas cerradas, sino en suelos reales, con autoridades aeronáuticas y operadores reales de drones. En vez de ir a Sierra Leona, probamos el desarrollo y la experiencia de uso en Uruguay. Para esto, hablamos con la Dirección Nacional de Aviación Civil (Dinacia) y básicamente nos asociamos. La Dirección dispuso de algunos integrantes de su personal vinculados al tema de drones y también trabajamos con la comunidad de operadores comerciales de Uruguay.
¿Qué hicieron concretamente?
Desarrollamos una experiencia piloto durante seis meses, implementando los estándares mundiales de la gestión de drones al entorno uruguayo. A través de nuestro sistema UTM, que ya está instalado en Dinacia, los operadores comerciales pueden hacer solicitudes de vuelo en el espacio aéreo nacional y Dinacia puede otorgarlas. El sistema también da reportes de posiciones de los drones en tiempo real, datos sobre su altura y hacia dónde están volando, emite alarmas al controlador aéreo si el dron se sale del área permitida, entre otras funciones. Hoy todas esas gestiones se hacen en forma manual, con intercambio de correos y llamadas telefónicas, no automáticamente, ni queda bien documentado. En estos días el sistema será aprobado formalmente por Dinacia como medio de gestión de acceso al espacio aeroespacial de baja altura a nivel nacional para drones de operadores comerciales, que son unas 50 empresas que realizan trabajos aéreos y están registradas.
El socio de Dronfies dijo que la empresa ha trabajado hasta el momento para unas 20 empresas. Esto implica algún cambio en la normativa?
Por ahora, no. Más bien son procedimientos que en algún momento se van a transformar en regulación.
Actores del sector dicen que la normativa en este sector está trancando muchos proyectos de drones, ¿lo ve así?
Eso pasa en todo el mundo, la reglamentación siempre va por detrás de la tecnología. Sucedió con Uber en su momento y ahora con Rappi. A pesar de ello, en Uruguay hay por parte de las autoridades mucha receptividad del tema y en Dinacia hemos encontrado un apoyo hacia la industria. Si tuviera que resumirlo en una frase, Dinacia quiere que los drones vuelen, que la gente trabaje con estos aparatos y no ha puesto trabas más allá de las naturales de cumplir un orden.
¿Qué impacto se calcula que tendrá el UTM en la práctica?
Pienso que bajará la informalidad en el sector, ya que hoy hay drones volando sin permisos, y para los operadores comerciales se habilitarán más posibilidades de vuelo.
Aparte de este proyecto, en materia comercial, ¿cómo le fue a Dronfies durante la pandemia en 2020?
Nos afectó. Tuvimos 15% de crecimiento en 2020, cuando lo que habíamos proyectado era 50%. Muchos proyectos se frenaron en el mundo y nos quedamos principalmente con los clientes de EE.UU.
¿Qué clientes tienen?
A lo largo de la vida de la empresa hemos trabajado para unas 20 compañías. Hoy nuestros clientes principales son Vermeer y KSI, dos empresas de tecnología de EE.UU. que están desarrollando sus productos para drones y les hacemos partes de esos desarrollos. También está Vistaguay, que es una empresa argentina dirigida a productores del campo y operamos más de 100 drones con ellos. Son partners no solo para el desarrollo, sino para el licenciamiento de nuestra plataforma Dronfies Station Progress, que potenciamos con capital de la ANII.
¿Podría poner un ejemplo del servicio que dan para el agro?
En el caso de Vistaguay, a través de nuestra plataforma, se puede analizar la situación de cada productor con información e imágenes satelitales que generan los drones. El software determina cuántas y cuáles semillas comprar, cuántos pesticidas y en qué áreas aplicarlos, cuánto crecieron las plantas, da índices de productividad y el estado de salud de los cultivos. Eso mejora las ventas de la empresa y, a su vez, los productores pueden tomar decisiones más eficientes de los productos que compran. Me gustaría aprovechar esta entrevista para desterrar la idea de que los drones solo sacan fotos. Eso es cierto a nivel del consumidor final, pero a nivel industrial es una herramienta mucho más poderosa.
A principios de 2020 ustedes fueron contactados por Uber Elevate, ¿en qué quedaron esas conversaciones?
En diciembre de 2020 Uber vendió Uber Elevate, que era su división de drones, a Joby Aviation, considerada una de las 10 empresas más innovadoras de EE.UU. Nuestro contacto de Uber es ahora el director de Certificaciones de Joby Aviation y seguimos viendo oportunidades de colaboración. No hay nada concreto, pero estamos en su radar.
¿Cuáles son los próximos pasos de la empresa?
Nos perfilamos con los temas que se proyectan prometedores en el futuro, con drones que harán entrega de paquetes. Esperamos crecer en ese segmento y para eso estamos buscando incubarnos en Alemania o EE.UU. El concepto de movilidad aérea urbana avanza en el mundo. Es más rentable en lugares aislados, donde existe más la necesidad de llegar por aire. En San Pablo, Brasil, ya hay delivery de comidas con drones. En Uruguay existe un proyecto en La Tahona que, básicamente, consiste en air delivery de medicamentos. El futuro de la industria pasa por ahí.
El sector de urban air mobility -drones que sobrevuelan ciudades para transportar objetos, y en un futuro personas- será el de mayor crecimiento.
¿A dónde va esta industria?
La tecnología de drones está llegando a una meseta y va a seguir creciendo en los próximos años, porque se han demostrado muchos usos efectivos en relación a la recolección de datos en forma masiva en agricultura, forestal, construcción. Ahora hay avances importantes en drones que fumigan. Donde más se espera crecimiento es hacia el final de la década, en urban air mobility, que consiste en drones o aeronaves no tripuladas con sistema de propulsión eléctrica o híbrida y controles automáticos, que sobrevuelan las ciudades para hacer transportes de objetos, y en un futuro de personas. Por un lado, está el delivery de última milla, que es el más prometedor y se espera que sea rentable para el año 2030. Por otro lado, estarán los air buses autónomos, sin conductor, que son pequeñas Kombis de entre tres y cinco personas que tienen rutas determinadas y se espera que aparezcan en las grandes ciudades del mundo. Y otra tendencia es hacia los air taxis que, salvo casos de nicho, no se verán mucho en el futuro próximo, pero se está trabajando en ello.
Fuente: Nota El País publicada el 20 de marzo de 2021
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