Hace un año el Liceo Juan XXIII nos contactó para recibir más información acerca de Basura Cero, proyecto que impulsamos en 2016 y que surge con el objetivo de clasificar el 100% y reciclar más del 80% de la basura generada en nuestras oficinas.
En ese entonces nos reunimos para compartir nuestra experiencia y en poco más de un año el Liceo logró resultados increíbles. Antes de comenzar el proyecto de clasificación “Resuena”, el 100% de sus descartes iba a un sitio de disposición final. Luego de implementarlo, la cifra se redujo al 38%. El equivalente a 350 kilos de basura que evitaron generar desde el comienzo del proyecto.
¿Cómo implementar Basura Cero?
Luego de la primera entrevista con Pyxis, el Liceo Juan XXIII buscó el apoyo de las organizaciones Meta Sustentable y Lombriz Urbana, las mismas que nos ayudaron en nuestro proceso. Realizaron un diagnóstico de su situación y elaboraron un plan de trabajo para reducir los desechos. ¿El objetivo? Dar un mejor destino a sus descartes.
Continuaron con una etapa de clasificación de los residuos, gracias a la cual colocaron varias estaciones en todo el centro educativo con recipientes de los tres colores según la normativa vigente: verde para identificar lo reciclable, marrón para lo compostable y gris para los residuos mezclados.
“Los residuos compostables que generamos (30%) se transforman en compost o ´humus´ y los reciclables (32%) los recoge la organización San Vicente para su valorización”, nos cuenta Antonio Carvalho, líder del proyecto Resuena y administrador del Liceo.
Proyecto Resuena
Surge como iniciativa del Liceo Juan XXIII y hoy se expande a otras instituciones como el Colegio Divina Providencia, ISF, Centro Monseñor Lasagna, entre otros. Además, los han contactado de otros centros educativos como el Colegio Alemán, Liceo 26 y universidades privadas. “Queremos que todos se sumen al proyecto Resuena, la idea es contagiar la iniciativa a otras instituciones y facilitarles la comunicación que hemos generado en torno al proyecto”.
Según nos cuenta Antonio, con este proyecto buscan generar cambios profundos en sus hábitos y formas de ver el mundo. “Esto no es ni un taller ni una campaña, acá planteamos un cambio de hábito. Si venís al Juan XXIII, una de las normas es clasificar los residuos. Periódicamente pasamos por los salones a aclarar dudas”, explica Antonio.
Se propusieron realizar el ciclo de la materia orgánica imitando a la naturaleza. Ese es el motivo de sus composteras.
“Tenemos 4 composteras y hacemos cosechas cada 3 meses en el recreo central. Aprontamos todo al solcito en el medio del patio. Preparamos los materiales con la gente de mantenimiento y cuando suena el timbre se suman algunos chicos. Por cosecha salen mínimo 800 kilos de tierra. El lixiviado lo usamos para las plantas del colegio”.
Antonio nos cuenta que en este momento están analizando buscar algún intermediario que pueda comprar la tierra para financiar las actividades sociales de los estudiantes. Cuentan con un sector social que trabaja con más de 600 niños en barrios carenciados.
Consultado acerca del compromiso con Resuena, Antonio nos informa que todo el Liceo está involucrado. Tanto educadores como alumnos y personal de mantenimiento, y aspiran a contagiar la iniciativa a las familias. “Hace un tiempo hicimos un taller de lumbricompostaje en casa, conseguimos unas composteras residenciales y hoy somos 46 funcionarios que decidimos clasificar y compostar en nuestros hogares. Con los errores y los aciertos, la idea es el año que viene transmitirlo a las familias para que lo hagan en sus casas”, agrega.
LOS VIDEOS DEL PROYECTO FUERON REALIZADOS POR ALUMNOS DE 6TO ARTÍSTICO Y EXALUMNOS DEL LICEO JUAN XXIII.
Ser amigo del medio ambiente
Además de atender a la clasificación de los residuos, el proyecto Resuena encara otras iniciativas amigas con el medio ambiente, como la recolección de pilas, tapitas y boletos. El aceite de la cantina y comedor de funcionarios también se clasifica. Se lo lleva la empresa ALUR.
Otra iniciativa innovadora es la incorporación de bicicletas eléctricas. El Liceo las financia para que sus docentes puedan evitar medios de locomoción contaminantes como el auto. “Lo que ahorran de nafta o Uber, lo invierten en la cuota de la bici. Ya somos 15 que estamos con las bicis eléctricas, más los que vienen en bici común”, explica Antonio.
Agradecemos al Liceo Juan XXIII por habernos recibido en su casa. Estamos muy contentos de haber contribuido en una iniciativa que hoy contagia a un montón de Instuciones. ¡Por más centros basura cero!